Cómo decorar una habitación de estudio en casa

Si tienes hijos o incluso si tu pareja y tú combináis estudios y trabajo, contar con un lugar de la casa para poder trabajar, estudiar y tener a mano todo lo necesario es un pequeño lujo para el que solo necesitas una habitación libre que transformar en tu cuarto de estudio en casa.

Comienza por pintar la habitación en un tono suave que te ayude a relajarte. Los colores pastel son ideales para eso. Pero también puedes optar por una combinación de tonos neutros con alguna franja en naranja o amarillo porque son los colores que ayudan a estimular el cerebro y dan más energía. Completa esta decoración con un bonito estor enrollable que evite que el sol te moleste o que te distraigas con lo que pasa fuera, pero que deje pasar toda la luz del sol para aprovecharla al máximo.

Contra la ventana, coloca una mesa. Siempre es buena idea aprovechar muy bien el espacio con una mesa a medida. Puedes comprar un gran tablón de madera sin tratar, muy de moda ahora, y patas de hierro forjado. Te quedarán perfectas decorativamente hablando y son ideales para poder tener una gran área de trabajo sea para una o para dos personas.

Necesitarás también una mesa auxiliar más pequeña para colocar en ella el módem y la impresora. Es buena idea poner también allí un cargador para teléfonos de manera que no se tenga a la vista y se pueda dejar sin voz, cargando, para que no sea una distracción.

Las estanterías de cubos son fantásticas para poder organizar todos los libros, apuntes y materiales. Tendrás todo en secciones y si escoges estanterías que puedas personalizar, podrás colocar puertas en algunos de los cubos para guardar todo lo que no quieres que se vea, como papeles o materiales de repuesto. Estas estanterías personalizables también permiten colocar cajones si son necesarios.

Cuelga algún cuadro y pon una lámpara bonita para que la habitación resulte muy acogedora y no se vea un espacio frío o improvisado. Pero no olvides que la luz directa será también muy importante, por lo que no puede faltar una lámpara de mesa.

Por último, escoge sillas cómodas que te permitan trabajar sin dolores de espalda y conservando siempre una postura correcta. Invertir en una silla que permita regular la altura, la inclinación o incluso el lugar en el que quedan los reposabrazos te evitará muchas molestias.